La lluvia amarilla es el monólogo del último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo aragonés. Entre «la lluvia amarilla» de las hojas del otoño que se equipara al fluir del tiempo y la memoria, o en la blancura alucinante de la nieve, la voz del narrador, a las puertas de la muerte, nos evoca a otros habitantes desaparecidos del pueblo, que lo abandonaron o murieron, y nos enfrenta a los extravíos de su mente y a las discontinuidades de su percepción en el villorio fantasma del que se ha enseñoreado la soledad.
Julio Llamazares nació en Vegamián (León) en 1955, poco antes de que el pueblo quedase inundado por el embalse del Porma. Creció en Olleros de Sabero y la infancia en ambos pueblos marcará parte de su obra. Se licenció en Derecho pero pronto abandonó la profesión para dedicarse al periodismo y la literatura.
La soledad del ser humano, la pérdida de las señas de identidad, la violencia y la muerte; la memoria como elemento existencial, el efecto devastador del paso del tiempo, fiel reflejo de un mundo rural que agoniza, son los temas que caracterizan sus escritos de tono realista.
El lenguaje poético y el sorprendente ritmo de la prosa, las continuas referencias al amanecer y anochecer como frontera entre dos mundos, la presencia del frío y la nieve, y ese silencio hondo, anterior probablemente al inicio del mundo, que acompaña al hombre en su diálogo consigo mismo, son algunos de los aspectos recurrentes en la escritura de Julio Llamazares que configuran su estilo.
Entre sus obras se encuentra Luna de lobos (1985) La lluvia amarilla (1988) Escenas del cine mudo (1994) En mitad de ninguna parte (1995).
Este libro me ha noqueado, no sé por qué me tocó la esencia, me ha dejado una huella, como las ondas concéntricas provocadas cuando lanzas una piedra al agua… Será la enorme tristeza y soledad, será el ser capaz de aceptar lo que te venga encima, la soledad, el desamparo, el ser el último de los tuyos. No sé, pero el libro ha sido capaz de transmitir muchos mensajes… Cada uno que recoga el suyo